diumenge, 6 de desembre del 2009


Las reales indisposiciones

Arturo Villar

UCR 4 de Diciembre de 2009

Ha causado profunda turbación a la ciudadanía saber que su majestad el rey católico no pudo asistir en la noche del 2 de diciembre a la reinauguración del Liceu, debido a una indisposición, según informó su servicio de comunicación. La ciudadanía se pregunta si le contagiarían alguna infección en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), fundación fundamentalista del partido llamado Popular, a la que acudió por la mañana para recoger un premio a la Libertad.

Tan justo premio se le ha concedido justamente al cumplirse cuarenta años de su juramento de fidelidad a las leyes de la dictadura, y al dictadorísimo que lo designó su sucesor. El premio cosiste en una especie de manillar de bicicleta accidentada: está claro que los artistas vinculados al partido llamado Popular carecen de inspiración. Por eso pertenecen al partido llamado Popular, claro está. Al acto asistieron todos los dirigentes del partido llamado Popular, con su presidente fundador a la cabeza, el ministro de la dictadura Manuel Fraga. Su reencuentro con el rey fue cordialísimo, como hace cuarenta años. El tiempo no pasa en España.

Los ciudadanos nos preguntamos cómo entiende la Libertad el partido llamado Popular fundado por Manuel Fraga, el ministro que persiguió el más mínimo asomo de libertad durante la dictadura.

Para esa noche estaba anunciada la asistencia de sus majestades los reyes católicos a la representación de Il trovatore, de Verdi, en el Liceu barcelonés, pero solamente asistió su majestad la reina. La representación fue retransmitida en directo por la segunda cadena de Televisión Española, y se ha grabado para su posterior venta en DVD. Su majestad el rey católico no acudió al teatro, a causa de una indisposición.

La asistencia al acto fue por estricta invitación, para evitar que pudieran introducirse en la sala discrepantes con la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo. El Liceu fue lugar de oposición a la dictadura, a pesar de sus terribles medidas represivas. Una de las estrellas no invitadas, pero sí destacadas, en una de sus representaciones fue Jordi Pujol.

Después de la solemne pitada que se ofreció a sus majestades los reyes católicos en el campo de Mestalla en el pasado mes de mayo, púdicamente censurada por Televisión Española, había que evitar otro escándalo en el Liceu. Parece que los ciudadanos están indispuestos con la monarquía, y eso debe ocultarse. Las manifestaciones populares al rey deben ser únicamente de adhesión inquebrantable, y nunca jamás de discrepancia, y menos aún de silbido.

Lo indiscutible es que el premio de FAES le sienta bien al sucesor designado por el dictadorísimo. Lástima que no lo luciera en el Liceu.

Arturo Villar es Presidente del Colectivo Tercer Milenio

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