
Grotesca monarquía



Hace, yo que sé, quinientos años, un tipo como cualquier otro – exactamente igual que el panadero de un pueblo francés -, era apodado monarca y poseía ciertos derechos que le eran innatos, inmanentes y consustanciales, por ser el señor del reino. Eran los inicios del feudalismo y las grandes coronas se divertían malgastando dinero en furcias, caballos caros con pedigree bonito, fiestas faraónicas, tramas de palacio y otras tonterías, a la vez que recibían regalos de los adinerados.
Hoy, tantos siglos después, tantos avances más tarde, un hombre – exactamente igual que un repartidor de comida rápida de Roma- es rey y continúa gozando de determinados derechos que el resto de los españoles no tenemos. La época moderna y posmodera quedan atrás, al igual que el renacimiento, el VHS, los Beatles y Marilyn Monroe. La tercera revolución industrial se ha asentado y esperamos ya a la cuarta, pero parece que para la monarquía no pasa el tiempo. La realeza del imperio disfruta de nuestros impuestos, y apenas recuerda a Francisco o a aquella II República que democráticamente eligió el pueblo. Pero, oye, algunas veces visita Marruecos para llenarse el buche.
Grotesco suena, ¿verdad?."
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