Intelectualidad y compromiso. Monarquía y servilismo
Ya he dicho que estos Borbones españoles fueron siempre astutos y con cierto talento diabólico para sortear las complicaciones de la vida, haciendo al mismo tiempo su voluntad.
Carlos Tena | Para Kaos en la Red | 11-5-2010
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Esperando que no se me tilde de repetitivo, ya que estoy convencido de la constante renovación generacional de nuestra querida web, y el aumento de lectores y lectoras, me he permitido pues, insistir en esas advertencias del gran novelista valenciano, para denunciar el actual silencio mediático sobre quienes defienden la república, la democracia participativa y la aplicación de los derechos humanos en todo el territorio.
REPÚBLICA Y COMPROMISO, MONARQUÍA Y SERVILISMO
No voy a cometer la tropelía de comparar a Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867 - Menton (Francia), 1928), insigne escritor y autor, entre otras joyas de la literatura universal, de obras como Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, con algún presunto coetáneo de su talla (que no existe), pero sí traer a colación una carta que escribió durante el reinado de Alfonso XIII, surgida desde lo más profundo de su honestidad, como intelectual y como ciudadano comprometido con la democracia, en la que se despachaba sobre asuntos tan jugosos y rabiosamente vigentes como la monarquía, la censura en los medios, el pancismo de la sociedad, el papel del ejército, y todo ello con un lenguaje sencillo y directo, poniendo en solfa la figura de aquel lamentable personaje llamado Alfonso XIII, abuelo del Borbón que hoy ocupa la Zarzuela.
Las frases y afirmaciones lapidarias de Don Vicente en el citado documento, muestran bien a las claras el notable desprecio que profesaba el genio valenciano por un ambiente como el que, en parte, le tocó vivir, bajo un régimen político que hoy parece ser el Rubicón para un enorme sector de la intelectualidad española.
Decía el autor de Mare Nostrum:
Vivo hace años alejado de la política, pero la situación actual de España me obliga a salir de mi retiro, empujándome otra vez a unas luchas que creí abandonadas para siempre.
Ojo a las frases, brillantes como la sinceridad y compromiso del autor, que vienen al pelo para aplicarlos a lo que hoy se vive en esta democracia de tortura y pandereta:
España es hoy una nación que vive secuestrada. No puede hablar, porque su boca está oprimida por la mordaza de la censura. Le es imposible escribir porque tiene las manos atadas. El instinto de conservación impide que las gentes salgan a la calle para protestar contra tal esclavitud.
En lo que concierne al ejército, Blasco Ibáñez destaca el servilismo de los cuerpos armados a la dudosa legalidad monárquica, adquiriendo dimensiones épicas cuando afirma:
En España, el ejército es una clase aparte, una especie de casta social como en la Prusia del siglo XVIII. Existe el servicio militar obligatorio para ser soldado, pero no para ser oficial. Es a modo de una organización pretoriana para la defensa de la monarquía.
En 2010, cuando la mayor parte de la intelectualidad española calla de forma cobarde y rastrera ante las violaciones de los derechos humanos en el llamado primer mundo, salvo excepciones de todos conocidas que encabezan autores como Alfonso Sastre, hay que releer a Don Vicente cuando lanzaba andanadas tan ejemplares como la que sigue:
Me ha sido imposible callar más. Cuando tantos españoles se ven imposibilitados de hablar dentro de su país, yo debo de hablar por ellos. Y así va a ser.
Rubricando el reto, más adelante, con una joya tan actual como la que sigue:
Y yo, español, declaro desde el primer momento, por patriotismo, por decoro nacional, que tiro contra Alfonso XIII.
Oído al parche, querid@s lectores y lectoras, porque parece que el autor de Cañas y Barro conocía al hoy Jefe del Estado:
Reconozco que el actual rey de España ha sido durante algunos años para la opinión internacional un personaje simpático. Pero ocurre con los personajes simpáticos, que al transcurrir los años su simpatía va resultando terrible.
Supongo que a estas alturas, el lector y lectora habrán sabido trocar el nombre del abuelo Borbón, sustituyéndolo por el de su nieto Juan Carlos, verificando la magistral previsión de Blasco Ibáñez, que mucho antes de la asonada fascista de Franco, declaraba:
Alfonso XIII es un Borbón español que tiene todas las malas condiciones de su bisabuelo Fernando VII.
Para hablar de Alfonso XIII es preciso traer a colación a Guillermo II. Existe en Cataluña un fabricante de champagne español llamado Codorniú, A Alfonso XIII le llamaban en los años anteriores a la guerra el Kaiser Codorniú.
Aún hay más geniales frases, para reír, para lamentarnos de tanta coincidencia y denunciar el silencio sepulcral de los intelectuales de la Moncloa, esos que siguen pastando en el pesebre del PSOE. Aquel ejemplar novelista, periodista, republicano y anticlerical como Blasco Ibañez, no conoció la cobardía, siendo capaz de hablar así de claro:
Tenía una gran afición por la mascarada. Alfonso XIII se viste a las dos de la tarde de almirante, a las tres de húsar de la muerte, a las cuatro de lancero. No hay hora del día que no aparezca con un uniforme distinto.
Los finales e impagables párrafos de Blasco Ibáñez, van dedicados a ellos, a esos cerebros en paro voluntario, sin la menor ética personal e intelectual, que responden a los nombres de Elvira Lindo, Antonio Muñoz Molina, Pedro Almodóvar, Juan Luis Cebrián, Pilar Bardem, Juan José Millas, Pío Moa, Rosa Montero, Javier Pradera, Pedro Jota Ramírez, Federico Jiménez Losantos, Víctor Manuel, Ana Belén, Alejandro Sanz y demás pícaros vergonzantes de la pluma, el cine, la canción y la hipocresía nacional, habituales defensores de regímenes seudo democráticos que habitualmente son denunciados por crímenes y torturas, de supuestas democracias como las de Colombia, Honduras, Panamá, EEUU, Gran Bretaña, España, Italia, Alemania, Suiza, Suecia, Holanda, etc. :
Ya he dicho que estos Borbones españoles fueron siempre astutos y con cierto talento diabólico para sortear las complicaciones de la vida, haciendo al mismo tiempo su voluntad.
Alfonso XIII ama el despotismo, pero procura atacar las libertades públicas como si le obligaran a ello los que le rodean, para después, en caso de fracaso, dejar que castiguen a los otros y declararse inocente.
Para desgracia de España, él (Alfonso XIII) ha hecho siempre lo que ha querido. Últimamente consideró que era de su conveniencia matar la Constitución
No voy a cometer la estupidez de afirmar que “Cualquiera tiempo pasado fue mejor”, pero sí constatar, hace más de 80 años, la valentía, honestidad y coraje, como ciudadano e intelectual, de aquel escritor valenciano llamado Vicente Blasco Ibáñez y lamentar la podredumbre, bajeza y servilismo de una gran parte de la intelectualidad europea, y más concretamente de la que blasona de un españolismo casposo y humillante por neo franquista y violento.
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