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Veranos muy reales

Con la llegada de los calores estivales, la realeza de la vieja Europa y de más allá del Estrecho, se dispone a refrescarse mientras navegan en sus pícaros, haraganes y lujosos yates reales.

Sean Reyes | Hoy a las 1:44 | 162 lecturas | 4 comentarios

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Como todos los veranos, los miembros de la realeza europea se dejan ver por los sitios más exclusivos de la costa mediterránea, adónde acuden sólo los potentados y acaudalados empresarios, haciendo ostentación de su riqueza y compitiendo con aristócratas y realeza.

Sus vacaciones son de lujo, navegando en exhuberantes yates, participando en regatas a la carta para la ocasión y degustando los manjares más exquisitos de la gastronomía internacional.

Llevan un séquito de guardaespaldas y su propio servicio particular, que les brindan cualquier caprichito que sus excelencias puedan desear.

Algunos monarcas son la encarnación del Profeta en la Tierra, con un poder omnímodo que asusta hasta a los foráneos.

Se codean con los miembros más destacados de la sociedad, esto es, deportistas de élite, ricos e influyentes empresarios, magistrados y políticos de turno, en un ambiente de suprema distinción, a golpe de Rolex.

Ellos van a lo suyo, a sus recepciones y suntuosas fiestas, sin reparar en gastos, pagados por sus sumisos súbditos sin rechistar, mientras les muestran obediencia debida y reverencia.

Este derroche de abundancia contrasta con las dificultades económicas de millones de personas que viven en condiciones precarias y sin expectativas de futuro.

Mientras tanto, los Mass Media difunden sin pudor las bondades y alegrías de tan infame despilfarro.

Sus reales y abultadas cuentas corrientes, no se compartirán o donarán a los más desfavorecidos, no, sino que irán a parar a sus numerosos retoños, que continuarán ejerciendo los derechos sucesorios que la historia le han otorgado por gracia divina.

Y así tendremos reyes, reinas, principes y princesas por los siglos de los siglos, amén.

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